Descubren un grabado de hace 15.000 años en la cueva de La Loja, en Peñamellera Baja (Asturias)

Panel principal de grabados de la cueva de la Loja.

La cueva de La Loja, en Peñamellera Baja, Asturias, sigue ofreciendo sorpresas. El encargado de la gruta, Óscar Sánchez, ha encontrado en su interior lo que parece ser un grabado del Magdaleniense (entre 14.500 y 15.000 años de antigüedad), previsiblemente una cierva.

La imagen, que aún debe ser estudiada en detalle por los expertos, está situada en la parte superior de un rellano, a 14 metros de altura, lo que implica que el artista que la grabó tuvo que utilizar andamios de madera, según destacó Óscar Sánchez. Este nuevo grabado se une a otro que el propio encargado halló este verano, aunque debido a su deterioro no se sabe aún qué imagen representa, pese a que ya ha sido estudiada por varios expertos.

Según las primeras investigaciones, el grabado de la cierva presenta igual superficie de óxido de manganeso que los demás existentes en la cueva, lo que apunta a que fue realizado también en el Magdaleniense. Este nuevo grabado hace que sean ya una docena los existentes en La Loja, la mayoría de ellos de pequeño tamaño. Pero Óscar Sánchez y los demás expertos que han analizado la cueva de La Loja aseguran que esta "guarda aún más sorpresas", incluso en el mismo panel principal de los grabados, donde se concentran la mayor parte de las representaciones, aunque no quieren desvelar más detalles hasta que sea plenamente confirmado y se publique.

Óscar Sánchez, que lleva como encargado de la cueva 18 años, desde que abrió al público, destacó que el hecho de que el artista que grabó la cierva haya utilizado andamios demuestra lo que sostienen los científicos, que "los hombres prehistóricos eran"tan inteligentes como los actuales, solo que su tecnología no estaba tan avanzada".

La cueva de La Loja, que recibió este año cerca de 1.200 visitas, está situada a orillas del río Deva, en una zona rocosa que domina el valle, orientada al Oeste, muy cerca de la localidad de El Mazo, a dos kilómetros escasos de la capital del concejo de Peñamellera Baja, Panes. No es una gran cavidad, ni por sus dimensiones ni por su complejidad geológica, pues se reduce a una plataforma, tras la que se abre un vestíbulo que da acceso a una larga galería, angosta en algunos puntos.

La cueva de La Loja fue descubierta el 23 de agosto de 1908, cuatro meses después que la cercana de El Pindal, en Pimiango (Ribadedeva). En 1929, Ricardo Duque de Estrada y Martínez de Morentín, conde de la Vega de Sella, protagonizó varias excavaciones.

El conjunto de representaciones de la cueva de la Loja se haya muy concentrado en el interior de la caverna, en el denominada panel de los grabados, que se encuentra a unos 50 metros de la entrada y a más de 3 metros de altura. Sobre una gran costra estalagmítica, recubierta de un tono oscuro debido a una capa de óxido de manganeso, se encuentran grabadas seis representaciones de animales y un signo en forma de aspa que está colocado debajo de una de las pezuñas del animal delantero superior. Cerrando el conjunto aparece uno de los animales que resultaron conflictivos en su interpretación, pues mientras que los descubridores lo describen como un carnívoro -posiblemente un lobo-, otros investigadores, en los años cincuenta del siglo pasado, señalaron que podría tratarse de un ternero. No acabó ahí el debate, pues años después otros arqueólogos concluyeron que se trata de un bóvido macho adulto.

Visita virtual de la cueva de La Loja

Fuente: LNE.es | 6 de septiembre de 2016

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Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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