Grave crisis sanitaria tras confirmarse el primer caso de contagio por Ébola en España
El caso de la auxiliar de enfermería española infectada por ébola es el primero confirmado de contagio fuera de África y primero de Europa.Esta mujer, ingresada en el hospital de Alcorcón, atendió en el centro hospitalario Carlos III al misionero Manuel García Viejo, que falleció el pasado 25 de septiembre por ébola.
Además de García Viejo, falleció también como consecuencia de esta enfermedad el misionero Miguel Pajares en el hospital Carlos III el pasado 12 de agosto, elevando a dos las víctimas mortales españolas.
Ambos fueron contagiados en África, concretamente en Sierra Leona. Pajares recibió el tratamiento ZMapp, mientras que García Viejo no fue tratado con ningún tratamiento experimental.
Se diagnóstico otro caso fuera de África, pero había viajado a Liberia
El nuevo caso de la enfermera es, por tanto, el primero caso de contagio en el mundo fuera del continente africano, mientras que EE.UU ya confirmó el primer caso de ébola diagnosticado fuera de África aunque este paciente fue contagiado en Liberia.
En total, son cinco los ciudadanos estadounidenses diagnosticados por ébola hasta la fecha. En Texas, las autoridades sanitarias han dicho que se mantienen en "máxima alerta", mientras observan de cerca a la decena de personas que tuvieron contacto directo con el primer paciente con ébola diagnosticado en Estados Unidos, cuya condición ha empeorado en las últimas horas.
Hasta el momento el virus ha causado ya la muerte de más de 3.000 personas en países como Sierra Leona, Liberia, Nigeria, Guinea y Senegal, según cifras oficiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La OMS ha advertido también que necesita aún 1.550 camas hospitalarias en Liberia. En el área de Fassankoni, en Guinea, la organización ha detectado que los habitantes han cortado las carreteras para evitar la entrada de los grupos de sanitarios que combaten la enfermedad.
A media tarde, cuando se confirmaba el primer contagio de ébola en España, la noticia parecía llegar con retardo a la zona de cero del virus en Madrid, el hospital Carlos III. Algunos trabajadores y familiares de pacientes de este antiguo centro especializado en enfermedades infecciosas, desde hace unos meses integrado en el hospital La Paz, se quedaban boquiabiertos tras ser informados.
"Me he quedado de piedra", exclamaba asombrada una operaria de limpieza en la puerta mientras apuraba un cigarro. "Es que no entiendo cómo ha podido pasar, porque la prevención ha sido buena. Nosotras recibimos un curso e instrucciones antes de que llegara el padre Pajares", relataba, todavía impactada. "Realmente estoy cagada", añadía en su desahogo.
Entrada al hospital blindada
La entrada al Carlos III, ha quedado blindada desde primera hora de la tarde: nadie ajeno al hospital podía atravesar el umbral, custodiado por un vigilante de seguridad. "Es extraño", reflexionaba otra trabajadora. "Porque cuando trajeron a los dos sacerdotes este verano hubo mucha policía, pero hoy no hay nadie". Al anochecer, cuando los rumores sobre el paradero la mujer infectada por el virus todavía no se habían disipado, no se contaba ningún agente en la entrada del centro, aunque sí los periodistas, que intentaban rascar datos sin mucho éxito. "No podemos decir nada", explicaba un representante del centro, que remitía a la gerencia del Hospital de La Paz. Otra trabajadora confirmaba la opacidad en el interior del edificio. "No sabemos nada, ni siquiera quién puede ser la infectada".
Pero las hipótesis se multiplicaban. Por la calle de Sinesio Delgado, una enfermera del cercano hospital Ramón y Cajal bramaba indignada. "No hay derecho. Mi hija también es enfermera, y aquí han traído a chicas de la UVI de La Paz, muy jóvenes, para cuidar a los misioneros. Una amiga de mi hija se puso a llorar cuando supo que la traían aquí, y se libró por la pataleta". Poco después se confirmaría que la infectada es una auxiliar de enfermería con experiencia que atendió a los misioneros Miguel Pajares y Manuel García Viejo, los dos españoles que ingresaron en el hospital madrileños tras ser repatriados. Ambos fallecieron por ébola días después de ocupar la sexta planta del centro, acondicionada para la atención de los dos religiosos procedentes de África.
De la tranquilidad a la preocupación
"Somos conscientes de que el ébola puede propagarse fácilmente, también por los viajes desde África, estamos en un mundo globalizado", reflexionaba una investigadora del centro a la salida del trabajo. "¿Y qué hago? ¿Me encierro en casa, como dentro de una burbuja, y dejo de vivir?". La aparente tranquilidad de la científica contrastaba con el gesto serio de una enfermera que acudía por la noche a hacer una suplencia, ante el inminente ingreso de la compañera infectada, trasladada desde el Hospital de Alcorcón.
"Es indignante", proclamaba la joven, crítica con el protocolo del hospital. "Ni siquiera la Organización Mundial de la Salud aconseja hacer las cosas como se han hecho aquí. En mi opinión, a los misioneros se les tenía que haber tratado allí, porque no se puede poner en riesgo a la población de esta manera". No era la única voz que expresaba malestar y preocupación. La sexta planta del Carlos III, el más que probable lugar del contagio, se ve desde hoy con todavía más recelo, sobre todo entre el personal no sanitario. "De verdad, ojalá no la traigan aquí", sentenciaba uno de los trabajadores de seguridad en un arrebato de sinceridad. Su deseo se esfumaba sobre las diez de la noche, con la llegada de varios efectivos policiales para custodiar el acceso al Hospital Carlos III.
¿Qué es el ébola?
El ébola es una enfermedad infecciosa viral aguda que produce fiebre hemorrágica en humanos y primates (monos, gorilas y chimpancés).
El virus del Ébola, uno de los más mortíferos que existen, se detectó por vez primera en 1976 en dos brotes simultáneos ocurridos en Nzara (Sudán) y Yambuku (República Democrática del Congo, entonces Zaire). La aldea en que se produjo el segundo de ellos está situada cerca del río Ébola, y de ahí toma su nombre.
Tiene cinco variedades: Sudán, Zaire, Reston, Côte d'Ivoire (Costa de Marfil) y Bundibugyo, de las cuales Sudán, Zaire y Bundibugyo se han asociado a importantes brotes de fiebre hemorrágica en África.
El virus altera un tipo de células llamadas "endoteliales" que recubren la superficie interior de los vasos sanguíneos y la coagulación. Al dañar los vasos sanguíneos las plaquetas no son capaces de coagular, y los pacientes sucumben a un shock hemorrágico que deriva en una pérdida muy grave de sangre.
¿Ha habido más brotes como este?
No, el que se vive actualmente es el peor episodio de ébola registrado hasta la fecha. El siguiente en gravedad fue la primera, en 1976, en la República Democrática del Congo, por el que murieron 280 personas de 318 contagios.
El brote actual se originó en diciembre en Guinea Conakry, donde el número de afectados es de más de 1.000 y desde donde se ha extendido a Liberia, Sierra Leona y Nigeria.
Liberia es ahora el país donde se están produciendo más contagios y donde se han adoptado medidas más severas de control, y en Sierra Leona la situación es parecida. En Guinea, donde empezó todo, los casos son ahora aislados, si bien para considerar un brote por erradicado deben transcurrir 42 días desde el último caso.
En agosto, la OMS reconocía que el virus está fuera de control, por lo que ha dado la alarma a nivel regional e internacional para contener su expansión.
¿Cómo se transmite la enfermedad?
El virus es transmitido al ser humano por animales salvajes y se propaga en las poblaciones humanas por contacto directo con sangre, líquidos orgánicos (saliva, semen) o la piel y tejidos de las personas infectadas o sus cadáveres, y por el contacto con equipo médico contaminado, tales como agujas.
Aunque los monos han sido una fuente de infección para las personas, se considera que los murciélagos de la fruta de la familia Pteropodidae son los huéspedes naturales del virus.
Sin embargo, este extremo no está confirmado, por lo que, al desconocerse el origen natural del virus, no se ha podido determinar aún cómo apareció el ébola por primera vez en un ser humano.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los primeros síntomas de esta enfermedad son fiebre repentina y alta, debilidad intensa y dolor muscular, de cabeza y de garganta, seguidos de vómitos, diarreas, erupción cutánea, funciones renal y hepáticas alteradas e intensas hemorragias internas y externas.
Tal y como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), los pacientes son contagiosos mientras el virus esté presente en la sangre y las secreciones. El período de incubación (intervalo desde la infección hasta la aparición de los síntomas) oscila entre 2 y 21 días, aunque generalmente los síntomas aparecen entre los cinco y diez primeros días tras el contagio.
¿Cómo se sabe si alguien tiene ébola?
El diagnóstico definitivo del virus Ébola solo puede obtenerse mediante pruebas de laboratorio en la orina y en la saliva. Los exámenes más comunes, según explica la OMS, son pruebas de inmunoadsorción enzimática (ELISA), detección de antígenos, seroneutralización, reacción en cadena de polimerasa con transcriptasa inversa y aislamiento del virus mediante cultivo celular.
Las muestras de los pacientes infectados tienen un enorme peligro biológico y han de tomarse en condiciones de máxima protección.
¿Existe una cura o una vacuna?
No, no se cuenta todavía con ningún tratamiento ni vacuna específicos -como tampoco hay una vacuna definitiva para otros virus más conocidos como la gripe-, aunque se están poniendo a prueba varias vacunas experimentales. En Estados Unidos se están atendiendo dos casos de ébola con un medicamento experimental que sólo ha sido probado en simios.
Como con otras enfermedades, el organismo ha de batallar contra el virus hasta producir sus propios anticuerpos con los que detenerlo. Sin embargo, con el ébola ocurre que, dada su rapidez y agresividad, la mayoría de los pacientes mueren antes de que sus defensas eliminen el virus.
¿Cuál es el tratamiento para frenar la enfermedad?
Los casos graves de ébola requieren cuidados intensivos sobre sus síntomas y un tratamiento sustitutivo de los órganos que se pueden ver afectados (riñones, hígado). Los enfermos suelen estar deshidratados y necesitar rehidratación por vía intravenosa u oral con soluciones que contengan electrólitos.
Como en el tratamiento de otros virus, se administran medicinas para la fiebre (nunca aspirina, por el riesgo de hemorragias) y se guarda reposo en cama.
Si hay manifestaciones hemorrágicas se requiere administrar líquidos por vía endovenosa, así como plaquetas, factores de coagulación o transfusiones de sangre si es necesario.
¿Qué tasa de mortalidad tiene?
La fiebre hemorrágica del Ébola es una de las enfermedades más mortíferas para el hombre, con una tasa de mortalidad del 25 al 90%, y el brote actual es uno de los más letales. De hecho, debido a su naturaleza letal, este virus es considerado como un arma biológica.
¿Quién está en riesgo de contagio?
Actualmente, se considera que las personas en riesgo de contraer fiebre hemorrágica por virus del Ébola son aquellas que cuidan a los pacientes infectados, así como los trabajadores que se encuentran en contacto con primates infectados de origen africano.
El riesgo de que un viajero se infecte de ébola en África es muy remoto, a no ser que haya estado cuidando a enfermos, como es el caso de religiosos o personal sanitario.
¿Podría extenderse por Europa?
El riesgo de un brote en la UE es bajo. A partir de la alerta de la OMS, se están extendiendo los controles fronterizos en los países afectados, así como el mismo tráfico de personas en las zonas de riesgo. El Ministerio de Exteriores español ha recomendado que no se viaje a Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia.
Para entrar en España, los viajeros que proceden de zonas de riesgo deben realizar una declaración sanitaria que es supervisada por técnicos de Sanidad Exterior. La entrada del virus por la vía de los inmigrantes subsaharianos ilegales a través de las fronteras de Ceuta y Melilla es poco probable, dado que estas personas realizan largos viajes desde sus países de origen y la enfermedad se manifiesta muy pronto.
De todos modos, aunque el virus llegue a España o el resto de Europa a través de un viajero o una persona infectada repatriada, al tratarse de un virus que se contagia por contacto directo, no por el aire, los sistemas sanitarios de control desarrollados y los mayores medios de tratamiento paliativo harían que el virus estuviera mucho más controlado y tuviera menos incidencia.
¿España está preparada para enfrentarse al ébola?
España cuenta con unidades y profesionales especializados en tratar la enfermedad del ébola, situadas en el Hospital La Paz de Madrid y en el Hospital Clínic de Barcelona.
El Ministerio de Sanidad tiene un Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias desde el que se establecen los mecanismos para garantizar la salud pública, así como protocolos detallados de actuación -que ya están estandarizados desde la OMS- que se han de difundir a las comunidades autónomas, sobre las que recae la gestión de la sanidad.
Sin embargo, es cierto que a pesar de contar con unidades de atención y aislamiento, no es posible asegurar al ciento por ciento que la cadena de seguridad no se llegue a romper por algún sitio.
Por de pronto, Sanidad afirma que la seguridad por el ébola está garantizada para la población española en el proceso de repatriación del religioso infectado en Liberia, Miguel Pajares.
¿Cómo se puede evitar el contagio en los hospitales?
Los trabajadores sanitarios que atienden a pacientes con el virus del Ébola deben aplicar, además de las precauciones generales, otras medidas de control de las infecciones para evitar cualquier exposición a la sangre o líquidos corporales del paciente y el contacto directo sin protección con el entorno posiblemente contaminado.
Cuando se esté en contacto estrecho con un paciente (un metro de distancia o menos) deben protegerse la cara con máscara o mascarilla médica y gafas y usar bata limpia, aunque no estéril, de mangas largas y guantes (estériles para algunos procedimientos).
Los protocolos también incluyen los modos en que el material sanitario debe usarse y desinfectarse para prevenir el contagio, unas medidas que también se extienden al personal de laboratorio que analiza las muestras tomadas para diagnóstico.
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