La magia de 'despertar' el pasado de los egipcios

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Jesús Vicioso Hoyo /Jaén
La quinta campaña de la Universidad de Jaén en la necrópolis Qubbet el-Hawa tiene tanta magia como la primera. O quizá, mucha más, por aquello de que las respuestas a las preguntas al pasado están amenazadas por tijeras que no entienden lo suficiente de Historia y es, entonces, cuando la ilusión de los investigadores crece sin límites —Hacienda denegó una ayuda del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes lo que hizo 'renunciar' algunos objetivos—.

El caso es que la ciencia habla por sí sola y que los hallazgos continuaron saliendo in situ, en esta zona de Asuán, a mil kilómetros de la capital egipcia, El Cairo. Hoy, tras seis semanas, el equipo hace las maletas para regresar a casa. Ya aquí continuará el “viaje”, pero ya examinando al milímetro los hallazgos cosechados durante estos días.

Los integrantes del proyecto, capitaneado por el profesor Alejandro Jiménez Serrano, emprendieron la nueva expedición arqueológica el pasado 19 de enero, cuando los investigadores partieron, desde varias ciudades, hasta Egipto. Una vez allí, el “reloj” del encuentro con el pasado que se detuvo el pasado curso volvió a andar en las tumbas de los nobles de Elefantina para, así, despertarlas de su letargo de varios miles de años. En concreto, han “llamado a la puerta” de un grupo de tumbas de 1800 antes de Cristo.

Y ha habido sorpresas. Gratas y variadas, lo que incrementó la curiosidad y, por tanto, las ganas de saber. A pesar, incluso, de que se ha tenido que “luchar” contra varios frentes: las inclemencias propias del paso del tiempo, las violaciones producidas por rateros que a lo largo de los siglos acudieron para profanar, de manera inmisericorde, el lugar, o “metodología arcaica” de egiptólogos que, como el alemán Elmar Edel, estuvieron allí hace más de cinco décadas. También hubo incómodos cortes de electricidad que provocaron algunos retrasos y temperaturas altas incomparables a los días de frío que estos días pasa la provincia jiennense. Los arqueólogos lograron descubrimientos significativos a base de tesón, como el de que en la tumba de culto QH33 que investigan hay enterradas más de doscientas personas desde la época del Reino Nuevo, o perfiles de nuevas sepulturas. Y ha costado lo suyo, sobre todo porque, en algunos casos, tras cada poco de excavar había que parar para consolidar. Algunas de las maravillas conseguidas fue ver una momia de un difunto con una “impresionante máscara de cartonaje con la misma policromía que el ataúd que la cubre”, como indica el equipo en el diario escrito durante la presente campaña arqueológica.

En este capítulo, del pasado 19 de febrero, se relata cómo se pudo especificar que esta tumba respondía a la de un miembro de la familia gobernante de Elefantina. Su nombre, Heqaib. Otra sorpresa, más que grata, llegó cuando se toparon con la continuación de una máscara de cartonaje que cubrió una momia hasta las piernas La necrópolis aguarda desde hace milenios y los científicos de la expedición de la UJA también, aunque desde hace menos. Pero hay “sueños” imaginados que tuvieron su principio de desenlace. Como el de la apertura de la cámara intacta que se descubrió en 2010, lo que alteró, y con creces, la “dulce rutina” de la indagación arqueológica. “Nadie quería perderse el momento: se iba a presenciar la apertura de una cámara intacta que no ha visto la luz desde hace casi cuatro mil años”, escribió el equipo después de retirar la gran losa de piedra que cerraba el espacio que guardaba celosamente el ataúd, cuyo lateral conservaba una inscripción jeroglífica y un panel con dos grandes ojos “udyat” (símbolos mágicos). Esto ocurrió el sábado. Al día siguiente se desveló que se trataba de un varón enterrado en una caja funeraria con inscripciones para una mujer. El hombre, de entre veinte y treinta años, tuvo que morir inesperadamente y no dio tiempo a preparar la urna. Tuvo que tener una vida cómoda, porque, según se descifró, su musculatura no estuvo muy desarrollada, según se comprobó.

años de espera. Detrás de este féretro hay una historia que desvelar y a ella, y a muchas otras, se dedicarán próximamente los investigadores, que, después de finalizar sus trabajos de excavación, ahora tienen ante sí más tareas de búsqueda por delante con toda la información recogida en esta quinta campaña.
El equipo del Proyecto de Qubbet el-Hawa, liderado por el doctor Alejandro Jiménez Serrano, regresa a casa con parte de los deberes hechos. Ahora toca la otra parte científica, la de desgranar más misterios para que, al regresar en el futuro, el pasado dé buena cuenta de aquello que encerró para que milenios después fuesen desvelados por los investigaciones de la Universidad de Jaén.

Fuente: http://www.diariojaen.es

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Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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