Científicos descubren al 'Ladrón de Tumbas'

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Paleontólogos identifican por fin al raro Necrolestes, un primo de los Cronopios que sobrevivió durante millones de años a los dinosaurios en América del Sur

Un animal extraño, con aspecto de topo, hocico vuelto hacia arriba y grandes extremidades para excavar, ha desconcertado a los paleontólogos desde hace 121 años. Se trata del Necrolestes patagonensis de América del Sur, cuyo nombre se traduce como «ladrón de tumbas» o «ladrón de muertos», en referencia a su estilo de vida bajo tierra, y cuya situación en el árbol evolutivo de los mamíferos no acababa de ser aclarada. Para los científicos, tener sus fósiles entre las manos era como tener un puzzle que no encajaba. Ahora, un equipo internacional de investigadores ha resuelto el misterio gracias a la perseverancia científica, un descubrimiento fósil reciente, y el análisis anatómico comparado. Los científicos han colocado correctamente al extraño Necrolestes, de 16 millones de años de antigüedad, en su linaje evolutivo. Y resulta que estas criaturas perduraron en el mundo 45 millones de años más de que se creía hasta ahora, demostrando que sobrevivieron a la extinción que marcó el final de la era de los Dinosaurios hace 65 millones de años. Este es un ejemplo del efecto Lázaro, en el que se encuentra un grupo de organismos que ha sobrevivido más tiempo del que se pensaba originalmente. 

Desde su descubrimiento en la Patagonia en 1891, el Necrolestes ha sido un enigma. «Es uno de esos animales que en los libros de texto aparecen con una imagen y una nota que dice 'no sabemos lo que es'», apunta John Wible, del Museo Carnegie de Historia Natural y coautor del artículo que publica la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU.
A pesar de estar excelentemente conservados, los fósiles del misterioso animal han pasado de una institución a otra y de investigador a investigador sin que la comunidad científica se pusiera de acuerdo. Hace tan solo unos años, el Necrolestes todavía no podía ser clasificado definitivamente en un grupo de mamíferos. En 2008, el estudio de la zona de los oídos llevó a la hipótesis de que era un marsupial. Esta clasificación intrigó a un colega de Wible, el coautor del actual artículo, Guillermo Rougier, de la Universidad de Louisville, Kentucky. Como especialista en mamíferos sudamericanos, Rougier no estaba convencido de que la identificación marsupial fuera exacta, y se embarcó en su propio intento de hacer una clasificación.
Rougier descubrió algunas características de la anatomía del cráneo del animal que habían pasado previamente inadvertidas y llegó a la conclusión de que el Necrolestes no pertenecía a ninguno de los linajes marsupiales o placentarios a los que había sido históricamente vinculado. Era otra cosa.

Su primo el Cronopio

Parte del enigma del Necrolestes han sido siempre sus características anatómicas, que nunca parecían ajustarse a ninguna clasificación individual. Basándose en su hocico decididamente vuelto hacia arriba, la estructura del cuerpo robusto, huesos cortos y pierna ancha, se cree que era un animal acostumbrado a excavar y construir túneles. El húmero de «ladrón de tumbas» es más amplio que cualquier otro mamífero cavador, lo que indica que se especializó en meterse bajo la tierra, tal vez más que cualquier otro mamífero conocido. Los dientes triangulares simples les servían para alimentarse de invertebrados subterráneos.
En 2011, el hallazgo de un mamífero llamado Cronopio fue la clave que aclaró el misterio. Descubierto por Rougier en América del Sur, el Cronopio pertenece a los Meridiolestida, un grupo poco conocido de mamíferos extintos encontrados en el Paleoceno y Cretácico Tardío temprano (de cien a 60 millones de años). Las similitudes notables con el Necrolestes demostraron de manera concluyente que éste no era ni un marsupial ni un mamífero placentario. De hecho, fue el último miembro del linaje de los Meridiolestida.

Implicaciones evolutivas

La extinción masiva de los dinosaurios acabó también con miles de especies. Los científicos pensaban que estaban incluidos en la devastación los Meridiolestida, el grupo de mamíferos al que pertenecen el Cronopio y el Necrolestes, pero no fue así.
Antes de la identificación concluyente del Necrolestes, se creía que solo un miembro de los Meridiolestida sobrevivió a la extinción, pero esa especie se extinguió poco después, a principios de la Era Terciaria (hace de 65 a 1,8 millones de años). El Necrolestes, por tanto, es el único miembro de un grupo supuestamente extinto. «Es el supremo efecto Lázaro -comenta Wible-, ¿cómo pudo este animal sobrevivir tanto tiempo sin que nadie lo supiera?».
Los investigadores creen que la gran capacidad de los Necrolestes para crear madrigueras es exactamente lo que les ha permitido sobrevivir 45 millones de años más que sus parientes. «No hay ningún otro mamífero en el Terciario de América del Sur que se acerque a su capacidad para excavar túneles y vivir en el suelo», explica Wible. Se conocen pocos fósiles, por lo que los investigadores creen que era una especie rara y solitaria. «En cierto modo, recuerda a la vida de los ornitorrincos actuales. No hay muchos de ellos, se encuentran solo en Australia, y viven en un nicho específico entre los modernos mamíferos, al igual que el Necrolestes era un linaje aislado que solo se encontraba en América del Sur, con muy pocos individuos», dice Rougier.
La supervivencia del Necrolestes durante 45 millones de años más de lo que se creía pone el cuestión lo que sabemos sobre los efectos de la extinción del Cretácico Superior en América del Sur, y muestra cómo el pensamiento científico está en constante cambio sobre nuevas pruebas. 

Fuente: www.abc.es

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Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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