El misterioso ejército enterrado en un pantano
No hay una sola pista que permita adivinar quiénes fueron los ejecutores de los más de doscientos guerreros –podrían ser muchos más, según estiman los investigadores– que, hace unos dos mil años, fueron asesinados en las frías tierras de Alken, un pueblecito al Este de la península de Jutlandia, en Dinamarca.
Y, de hecho, ese es el principal interrogante que los arqueólogos daneses que trabajan en el yacimiento –ayudados por expertos de los museos de Skanderborg y Moesgård–, están intentando resolver durante la campaña de excacavaciones que comenzó el pasado 2 de julio y que se prolongará hasta el próximo 24 de agosto. En realidad, el hallazgo se produjo hace ahora tres años, en 2009, cuando los arqueólogos descubrieron algunos restos humanos en unos prados pantanosos cerca del lago Mossø, el más grande de Jutlandia. Sin embargo, ha sido este verano cuando los especialistas han comenzado una excavación más exhaustiva del enclave.
Por ahora han salido a la luz nada menos que los restos de doscientos guerreros, pero los investigadores no dudan de que serán muchos más. Según Mads Kähler Holst, arqueólogo de la Universidad de Aarhus, en la primera fase de los trabajos no se llegó a alcanzar el perímetro del yacimiento, así que el historiador se mostró convencido de que aparecerán muchos esqueletos más. “Si tenemos suerte, lo que hemos encontrado hasta ahora podría ser sólo el principio”, explicó Holst, profesor asociado en la citada universidad.
Una de las mayores dificultades a las que se enfrentan los estudiosos daneses es la complejidad de excavar un terreno de tipo pantanoso como éste, pues las praderas de Alken en las que se ha realizado el hallazgo se encuentran muy cerca del Mossø, el mayor lago de la región. Al cavar a profundidades de unos dos metros, las filtraciones de agua son continuas, lo que dificulta enormemente los trabajos arqueológicos. “Estamos luchando contra la entrada de agua, y tenemos que utilizar constantemente grandes bombas para achicarla. Esto hace nuestro trabajo muy difícil, pero explica por qué los restos están tan bien preservados. El agua ha retrasado la descomposición, y por esa razón los restos están en un estado tan bueno cuando los desenterramos”, explicó a la prensa Ejvind Hertz, conservador del departamento de arqueología en el Museo de Skanderborg.
Los esqueletos desenterrados hasta ahora presentan marcas evidentes de haber sufrido una muerte violenta, presumiblemente durante una batalla, aunque podría tratarse también de un sacrificio masivo, según los estudiosos. Los arqueólogos también han descubierto –además de los restos humanos–, fragmentos de lanzas, escudos y cascos.
El enclave del yacimiento se encuentra a unos doscientos kilómetros al norte del punto más lejano que las legiones romanas alcanzaron en esa región –en suelo de la actual Alemania–, por lo que en principio parece que la matanza no fue causada por tropas romanas. Sin embargo, los historiadores señalan que no puede descartarse que el suceso se debiera a los esfuerzos expansionistas del Imperio Romano. Con un poco de suerte, y gracias a esta campaña, estos interrogantes podrán resolverse a través de nuevos descubrimientos.
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