Las mujeres son vistas como objetos

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Un estudio científico confirma el tópico: el cerebro humano percibe el cuerpo de la mujer «troceado», como un conjunto de partes, al igual que miramos un coche o una casa

Cuando se nos muestra un mosaico compuesto de cientos de fotos más pequeñas, se necesita poner en marcha dos funciones mentales distintas, una para percibir la imagen completa y otra para distinguir las pequeñas que la componen. Resulta que este proceso también está en juego a la hora de observar el físico de una persona. Según una investigación de la universidad estadounidenses de Nebraska-Lincoln no miramos igual a ambos sexos. Los hombres son percibidos en conjunto, mientras que el cerebro ve a las mujeres «troceadas», como un conjunto de partes del cuerpo, de la misma forma en que observamos los objetos. Los investigadores creen que sus conclusiones pueden dar pistas de por qué las mujeres son tratadas tantas veces como meros objetos sexuales.

La investigación, publicada en el European Journal of Social Psychology, recoge en una serie de experimentos en los que un grupo de voluntarios procesaron las imágenes de hombres y mujeres de maneras muy diferentes. Cuando se les presentaron imágenes masculinas, los voluntarios tendieron a confiar más en los procesos cognitivos globales, el método mental en el que se percibe a una persona como un todo. Mientras tanto, las imágenes de las mujeres eran más a menudo objeto del procesamiento cognitivo local, o la percepción de algo como un conjunto de sus diversas partes.
«Ese procesamiento local es el que utilizamos cuando pensamos en objetos: casas, coches, etc. Sin embargo, el procesamiento global debería impedir que esto suceda cuando se trata de personas», dice Sarah Gervais, profesora de psicología y responsable del estudio. «No rompemos a la gente en partes, excepto cuando se trata de mujeres, lo que es realmente sorprendente. Las mujeres se perciben de la misma manera que los objetos».

Partes sexuales

En el estudio, a los participantes se les presentó al azar docenas de imágenes de hombres y mujeres completamente vestidos, de aspecto común. Cada persona aparecía desde la cabeza hasta las rodillas, de pie, con los ojos mirando a cámara. Tras una breve pausa, los participantes miraban unas nuevas imágenes en su pantalla: Una estaba sin modificar y contenía la imagen original, mientras que la otra era una versión ligeramente modificada de la imagen original, que comprende una parte sexual del cuerpo. Después, los participantes indicaban rápidamente cuál de las dos imágenes habían visto con anterioridad.
Los resultados fueron consistentes: las partes sexuales del cuerpo de la mujer eran más fáciles de reconocer cuando se presentaban en forma aislada que cuando se presentaban en el contexto de todo el cuerpo. Sin embargo, las partes sexuales del cuerpo de los hombres se reconocían mejor cuando se presentaban en el contexto de todo el cuerpo.

«Siempre escuchamos que las mujeres son reducidas a sus partes sexuales del cuerpo, hay ejemplos en los medios de comunicación continuamente. Esta investigación da un paso más allá y considera que esta percepción afecta a las mujeres a diario», dice Gervais.

Los investigadores también consideran notable que el sexo de los participantes que realizaron las observaciones no tuviera ningún efecto en el resultado. Tanto los varones como las mujeres observaron las imágenes masculinas de forma «global» y las femeninas, de forma «local».
Gervais cree que esto puede ocurrir porque los hombres pueden estar interesados en potenciales parejas, mientras que las mujeres pueden hacerlo como una comparación con ellas mismas. «Lo que sí sabemos es que ambos lo hacen», subraya. Aunque así sea, el estudio no justifica a aquellos incapaces de mirar a una mujer a los ojos.

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Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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