Egeria: la primera peregrina.
Una de las que podemos considerar "primeras viajeras", la gallega Egeria, viajó durante el siglo IV, por todo el próximo oriente siguiendo las huellas de los lugares bíblicos, buscando el conocimiento real de los lugares y sucesos que ella conocía de leídas en su abadía.
Abandonando su reclusión y con espíritu viajero, esta mujer fue capaz de ir contra las reglas para llegar hasta la anhelada Jerusalén.
Los datos de la peregrina

Se discutieron distintas hipótesis sobre la época e identidad de la mujer que había llevado a cabo este periplo. Fue en 1903 cuando el benedictino Don Mario Ferotín daba la clave final: la autora era una tal Etheria o Egeria, de la que no se conocía demasiado, pero que a partir de entonces se la conocerá, posiblemente, como la primera escritora española de nombre conocido y que quizás fuese monja (de edad ya madura) y su relato sería el primer libro español de viajes.
Es un diario redactado desde la piedad religiosa, en el mundo de finales del s. IV, cuando el Imperio Romano empezaba su decadencia, y que da parte de su valentía y curiosidad por ir a recorrer estos países casi cerrados, dando detallada descripción de lugares, personas, curiosidades y costumbres.
Sus cartas nos dan una buena idea de cómo se podía viajar en esa época, aparte de la forma imperial, desplazándose por las múltiples calzadas, lo que entonces se llamaba cursus publicus, es decir las vías que seguían las legiones; pernoctando en las ventas o mansiones, casa de postas que marcaban las etapas del viaje, ó acudiendo a la hospitalidad de los monasterios, y de cómo era el Oriente del siglo IV (El Sinaí, recuerdos bíblicos, Arabia, el monte Nebo, la ciudad de Melquisedec, Mesopotamia, Constantinopla...).
Esta viajera nació en lo que hoy es Galicia, España, durante la segunda mitad del siglo IV. Se desconocen lugar y circunstancias de su muerte.
Un relato de su viaje

Su peregrinaje
Egeria es considerada la primera viajera y escritora de habla hispana. Era una mujer culta y muy rica de la región, que en aquellos días comprendía un territorio mucho más extenso que el que ocupa Galicia en la actualidad. Se le conocía como el extremo más occidental del mundo.Sus datos personales todavía son cuestionados por los historiadores, pues ella habló poco de sí misma en sus escritos. No obstante, por las fechas y lugares que menciona, se infiere que perteneció a la familia del emperador Teodosio I. Se sabe también que fue abadesa de un convento, que tenía conocimientos de griego, literatura y geografía, y que fue querida y respetada por sus contemporáneos.
Su primer viaje fue a Jerusalén, motivado por su sed de conocimiento; prudentemente la cubrió con el paño de visita piadosa. La verdad es que quería conocer los llamados lugares santos pues deseaba comprobar los datos geográficos que se tenían sobre esa parte del mundo.
En su largo viaje (entre 381 y 384) fue escoltada y acompañada por personajes que encontraba en el camino, desde sacerdotes hasta altos militares, quienes consideraban un honor acompañarla. La chica no desperdició el tiempo y escribió un diario, Peregrinación o itinerario, en donde detalló los pormenores de su viaje, las cosas interesantes que encontraba y las costumbres de cada lugar.
En su viaje atravesó el sur de Galia (hoy Francia) y el norte de Italia; cruzó en barco el mar Adriático. Es seguro que llegó a Constantinopla en el año 381. De ahí partió a Jerusalén y visitó los alrededores: Jericó, Nazaret, Galilea, Cafarnaúm, describiendo meticulosamente templos y santuarios.
Egeria permaneció un tiempo en la zona, planeando otras expediciones. Su recia personalidad fue admirada por algunas personas y severamente criticada por otras, pues en aquella época ninguna mujer “de buena cuna” salía sola, ya no digamos de su país, ni siquiera de su pueblito. El viaje de Egeria fue un gesto de libertad soberana que retó a todo el mundo conocido.
Se sabe que la joven parte de Jerusalén hacia Egipto en 382, visita Alejandría y recorre Tebas por el río Nilo; regresa a Jerusalén y llega hasta el Mar Rojo, el Sinaí... Su pasión la lleva a establecer los lugares exactos de cada monasterio y santuario que encuentra en su camino.
En varios tramos de su recorrido tuvo que ser acompañada por soldados romanos pues eran parajes peligrosos, muy difíciles de transitar, con climas extremosos y habitados por bandas de ladrones.

Aquí acaba el diario y el resto de su existencia es un misterio. Se cree que Egeria empezaba a sentirse enferma, pues en sus últimos escritos hace alusión a un gran cansancio y a su poca apetencia por alcanzar Galicia. Se desconoce si volvió a su patria. Algunos años más tarde se derrumbó el imperio romano y hubo gigantescas invasiones bárbaras, por lo que viajar se convirtió en un enorme peligro y las mujeres vivieron más encerradas que nunca. Quizá la peregrina encontró su lugar en las amplias calzadas romanas…
Fuente: viajeros.com
Sin duda un gran viaje para un alma inquieta. gracias por compartirlo.
ResponderEliminarQue todos sepan de las historias y. Sepan de esa persona
ResponderEliminarGracias por leer lo
Eliminar