'La batalla de Anghiari' de Leonardo da Vinci

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Uno de los bocetos de «La batalla de Anghiari», de Leonardo da Vinci (copia de Rubens)
Ángel Gómez Fuentes / ABC

El ingeniero Seracini, a punto de descubrir «La batalla de Anghiari», obra maestra del genio del Renacimiento

«Estoy seguro de que la obra más grande que Leonardo Da Vinci haya realizado jamás, más importante que “La Gioconda” y “La última cena”, está oculta en una pared del Palazzo Vecchio de Florencia», cuenta Maurizio Seracini (Florencia, 1946). Se trata de «La batalla de Anghiari», un fresco de 7 metros de alto y 17 de largo, pintado y no acabado por Leonardo en el año 1505.
Ahora está a punto de ser desvelado «uno de los misterios más grandes del mundo del arte», el que rodea esa obra maestra. A su caza ha dedicado 36 años el ingeniero Seracini, profesor en la Universidad de San Diego (California), donde creó el Centro Interdisciplinar de Arte, Arquitectura y Arqueología, con un laboratorio científico que ha desarrollado herramientas y tecnologías de vanguardia para analizar y reconstruir monumentos y obras de arte en general.

La búsqueda del Leonardo perdido se ha convertido en una auténtica batalla sobre «La Batalla» y en una extraordinaria aventura personal de Seracini. En los primeros días de diciembre, una veintena de personas, en su mayoría ingenieros y científicos de la Universidad de San Diego junto a expertos de arte del Ayuntamiento de Florencia, iniciaron los trabajos en el Salón de los Quinientos del Palazzo Vecchio. El objetivo es comprobar si efectivamente «La batalla de Anghiari» se encuentra escondida detrás de un fresco que representa «La batalla de Scannagallo», pintado —para celebrar la victoria de los ejércitos de los Médici— en 1563 por Giorgio Vasari, célebre arquitecto, pintor e historiador del arte italiano.

Centro de poder


El Salón de los Quinientos era el centro del poder político del Renacimiento. Para adornarlo con victorias militares de la República de Florencia fueron llamados los dos máximos genios del Renacimiento: Leonardo y su adversario Miguel Ángel Buonarroti, que comenzaron a pintar en paredes opuestas. Pero en aquellos tiempos de guerras, Miguel Ángel renunció y Leonardo trabajó un año, dejando su obra inacabada. De ese fresco, rodeado de misterio, han quedado magníficos dibujos de Leonardo, con caras de gran fuerza expresiva. La parte central del mural, con el combate frontal de caballos y soldados, fue considerada como un estudio sin precedentes de anatomía e intensas emociones, representadas en una copia de Rubens. Durante décadas, muchos artistas, como Rafael, fueron al Salón de los Quinientos para admirar y hacer copias de la pintura.
«La batalla de Anghiari» fue un auténtico desastre desde el punto de vista técnico. Leonardo era un artista al que le apasionaba experimentar. En esa ocasión utilizó materiales no apropiados y sin la adecuada preparación del muro, por lo que sus nuevas pinturas se disolvieron enseguida y el fresco se «evaporó». Para reestructurar el Salón, los Médici llamaron a Giorgio Vasari, quien cubrió la pintura de Leonardo y el resto de las paredes con gigantescos frescos patrióticos.

Según las investigaciones de Seracini, no hay duda de que detrás del Vasari se encuentra la obra maestra de Leonardo. Se ha realizado una endoscopia mediante una sonda dotada de telecámara y se ha descubierto que hay un espacio de escasamente un par de centímetos entre la pared pintada por Vasari y la posterior. Además se han recogido muestras microscópicas para ser analizadas.

Gran polémica

Pero la caza de la obra fantasma de Leonardo se ha visto inesperadamente interrumpida en medio de una gran polémica. Más de un centenar de historiadores y expertos (entre ellos los responsables de pintura del Louvre, National Gallery y Metropolitan de Nueva York ) han firmado un manifiesto para pedir que se detengan las obras, por considerar que se puede dañar la maestra de Vasari, al tener que ser agujereada para introducir sondas. Además, consideran «muy improbabe que Vasari haya sellado algo todavía legible bajo un muro».

En defensa del ingeniero Seracini, que se ha mostrado amargado por polémicas que considera «instrumentales, injustas y falsas», se han pronunciado otros expertos, como la profesora Paola Salvi: «No creo que Maurizio Seracini se haya presentado al Palazzo Vecchio armado con taladros para hacer agujeros por doquier. La investigación se realiza con todas las garantías. Ni siquiera tomo en consideración la hipótesis de daño al fresco de Vasari».

Seracini cuenta sobre todo con el apoyo entusiasta del alcalde de Florencia, Mateo Renzi, quien considera que la polémica ha sido creada por «envidiosos». Renzi está convencido de que será posible descubrir «La batalla de Anghiari», lo que será una fuente importante de turistas a Florencia. De momento, la investigación se ha paralizado porque la asociación Italia Nostra ha presentado una denuncia y la fiscalía ha encargado a los carabineros abrir una investigación.

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Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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