El sexo con neandertales favoreció a los humanos modernos
Reforzó nuestro sistema inmunológico y nos hizo más fuertes, al introducir un gen fundamental contra los virus
Neandertales y seres humanos modernos cruzaron algo más que miradas. Es bien sabido que mantuvieron relaciones sexuales, unos encuentros que dejaron como fruto una huella genética imborrable y que consiste en el 2% del genoma de todos los homo sapiens del planeta, con la excepción de los africanos. El cruce entre las dos especies humanas inteligentes ya había sido confirmada el pasado año por Svante Pääbo, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, pero lo que hasta ahora no se conocía es que ese sexo de las cavernas favoreció nuestra evolución.... y nos hizo más fuertes.
Según investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, cuyo estudio se publica en la revista Science, las relaciones sexuales con neandertales y otros parientes cercanos -en concreto, el homínido de Denisova, cuya existencia salió a la luz con el descubrimiento en 2008 de un hueso de un dedo y un diente en una cueva de Siberia- introdujeron por primera vez en el genoma humano unas formas de los genes HLA, famosos por su papel contra los patógenos, que reforzaron el sistema inmune que disfrutamos hoy día.
Aunque los humanos modernos, los neandertales y los homínidos de Denisova comparten un antepasado común en África, los grupos se dividieron en poblaciones separadas y distintas hace unos 400.000 años. El linaje neandertal emigró hacia Europa y el oeste asiático, mientras que el Denisova se trasladó al este de Asia. Los ancestros del hombre moderno permanecieron en África hasta hace unos 65.000 años, cuando se expandieron hacia Euroasia y se mezclaron con los otros grupos humanos. En algunos casos, los encuentros fueron de índole amorosa.
Destruir patógenos
El pasado año, una secuencia del genoma de los neandertales, que se extinguieron aproximadamente hace 30.000 años, reveló que de un 2 a un 4% del ADN de este grupo está presente en el mapa genético de cualquiera de nosotros. En el caso del homínido de Denivosa, la huella genética puede alcanzar el 6%. Estas parejas tuvieron un efecto positivo sobre la salud de los humanos modernos.
Este regalo útil fue la introducción de nuevas variantes de genes del sistema inmunológico, esenciales para que el cuerpo pueda reconocer y destruir los patógenos. Estos genes, los HLA, son algunos de los más variables y flexibles de nuestro «código de barras», en parte debido a que la rápida evolución de los virus demanda una flexibilidad de nuestro sistema inmunológico. Los antígenos se extendieron entre los descendientes de las poblaciones mezcladas en Europa y Asia. Hoy en día, las nuevas formas y combinaciones de estos antiguos HLA se pueden ver en más de la mitad de los genomas de los euroasiáticos modernos. Es una de las causas de que podamos sobreponernos con facilidad de, por ejemplo, un vulgar catarro.
Fuente: http://www.abc.es/
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