Los secretos de la cueva de Maltravieso

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La Cueva de Maltravieso es sin duda de los Monumentos Históricos el que peor fortuna ha cosechado de los muchos que alberga la ciudad de Cáceres. Paradójicamente, siendo el más antiguo vestigio artístico que ha aparecido en Extremadura (se calcula una datación superior a los veinticinco mil años), su existencia a la luz del conocimiento humano cuenta sólo unos cuarenta años, y en este corto espacio ha estado en peligro de irremisible desaparición varias veces.
Nos limitaremos en esta breve charla, necesariamente de carácter divulgativo, a incidir en aquellos aspectos más desconocidos relacionados fundamentalmente con las vicisitudes del descubrimiento de la cueva que desarrollaremos en forma de pregunta: Cuándo se descubrió, qué se descubrió, cómo se descubrió, dónde y por qué adquiere la relevancia que actualmente tiene, obviando los aspectos descriptivos profundos y no entrando por consiguiente en la valoración de teorías científicas por no ser el objeto de estudio en esta ocasión.
No sería propio comenzar a hablar de la Cueva de Maltravieso, sin referirnos, siquiera sea brevemente, al lugar en el que está enclavada, esto es, al llamado Calerizo cacereño.
El Calerizo
Es una considerable extensión (14 km2) de terreno situada al sur de la ciudad, formada por masas calizas del período Carbonífero Inferior de la Era Primaria. Esta zona viene explotándose desde antiguo, quizá desde la época romana, por la buena calidad de las cales que se extraen, de ahí su nombre. Precisamente con esta cal están hechos los morteros de las murallas almohades que presentan ese característico color rojizo. En la Edad Media era conocida esta industria en toda la comarca y el gremio de caleros era de los más importantes de la villa, como así lo indica el nombre de una de las principales calles extramuros. Se trata, pues, de una nava de rocas calcáreas limitada al norte por la Sierrilla, al Este por la sierra de Mosca, al Sur por los Altos de Santa Ana y al oeste por Sierra de la Aldihuela y la zona del Junquillo.
Este Calerizo está karstificado por la acción de las aguas subterráneas que dan lugar a socavones, oquedades y canales, cuando no a verdaderas cuevas, algunas de ellas conocidas desde antiguo, según refleja la bibliografía. Ocasionalmente en épocas muy lluviosas, hay testimonios de la aparición de cuevas y de socavones por hundimiento de sus cubiertas calcáreas. Otras cuevas han aparecido por la acción del hombre y muy posiblemente existan bajo el Calerizo algunas otras que, o bien algún día la casualidad nos muestre, o bien se destruirán o habrán sido aniquiladas para siempre con la construcción de edificios en una zona que hasta hace poco, muchos teníamos la idea de que no era técnicamente recomendable su urbanización.
Algunas de las Cuevas conocidas en el Calerizo son:
Cueva del Conejar, en una zona donde existían antiguos hornos de cal. Excavada someramente por Ismael del Pan en 1917 (naturalista y profesor del Instituto de Segunda Enseñanza de Cáceres). Encontró restos de distinta fauna sin interés especial y varios instrumentos que podrían datarse en la Edad del Bronce, así como cerámica de origen neolítico. En la actualidad existen en su emplazamiento unas naves industriales que hacen peligrar su existencia.
Cuevas de Santa Ana. Cerca del campamento militar del mismo nombre existen dos cuevas, una a cada lado del cerro y de parecida configuración y dimensiones. Ambas cavernas llevan abiertas desde tiempo inmemorial, al igual que la ya citada del Conejar. Por esta razón, si alguna vez hubo pinturas u otras representaciones artísticas como grabados, es seguro que la intemperie, el aire húmedo del exterior o la propia acción del hombre las hayan hecho desaparecer hace mucho tiempo.
Cueva de la Becerra, citada por Simon Benito Boxoyo en el siglo XVIII, (este mismo autor nos habla de otras cuevas hoy desconocidas, asegurando que no se les conocía final, como la Cueva de San Benito que por su nombre podemos presumir que se encontraría en las inmediaciones de la ermita, hoy acorralada literalmente por una urbanización de viviendas cerca del campo de golf). Esta cueva hoy día ha desaparecido por la explotación de unas canteras en el Junquillo, final parecido al que pudo tener la Cueva de Maltravieso, como hemos dicho y a la que sin más dilaciones nos vamos a referir a continuación.
Cueva de Maltravieso. Su situación es la que todos conocemos, a escasamente 1500 metros del centro de la ciudad (lo que la convierte en una cueva urbana. Todavía sin penetrar en el enorme valor científico y arqueológico de la misma, este hecho no tiene, que se sepa, parangón en el mundo, pues nos lleva a pensar que estas inmediaciones han sido habitadas posiblemente siempre, desde hace miles de años).
Su longitud es de unos 120 metros, de configuración laberíntica. Hay que tener presente que su longitud actual es inferior a la que tenía en el momento de su descubrimiento, ya que al seguir avanzando la cantera en la que estaba enclavada, desapareció por completo la sala inicial (o final, si consideramos la entrada primitiva), la más grande y majestuosa.
Preguntas sobre las cuevas de Maltravieso
¿Cómo y cuándo se descubrió la cueva de Maltravieso? (y decimos la Cueva, no las pinturas, que deberán esperar todavía cinco años a partir de la fecha de agosto de 1951). Para los aficionados a las hemerotecas, pueden consultar los diarios HOY y EXTREMADURA del 14 de agosto de ese año. Rescatemos este pasaje del primer trabajo sobre la Cueva, obra de D. Carlos Callejo, en el que se relatan las vicisitudes del hallazgo:
"La segunda razón por la que era necesario hablar algo de la gruta de Maltravieso es porque ya no existe, por lo menos en la forma en que fue descubierta y no tardará mucho en desaparecer de ella todo rastro. Enclavada en unas canteras de piedra caliza, el avance de esta explotación ha sacado primero a la luz sus galerías milenariamente oscuras y está destruyendo paulatinamente la traza de su emplazamiento. (...) En el verano de 1951 comenzó a correr por Cáceres la noticia de haberse descubierto en sus inmediaciones una caverna prehistórica. Dada la cercanía del lugar, pronto una nube de curiosos se congregó en el sitio indicado, una cantera situada cerca del camino que se llama de Maltravieso (...).
Ello es que, al ser encontrados varios restos humanos no lejos de la entrada, entre ellos dos calaveras completas, los improvisados exploradores, grandes y chicos, tomaron la gruta algo en serio. Diose cuenta al juzgado, y no faltó mucho para que de este organismo saliera la orden de inhumación pura y simple de los restos neolíticos en la fosa común del cementerio."
¿Qué se descubrió en la cueva de Maltravieso?
En un primer momento, es decir, tras su descubrimiento en 1951, aparecieron restos humanos, entre ellos tres cráneos completos que se conservan en el Museo Arqueológico (uno de ellos trepanado), varias mandíbulas, fémur, tibias y otros fragmentos. En el libro que estamos utilizando como guía de esta charla pueden encontrarse minuciosas descripciones y estudios varios de estos restos.
También apareció un importante depósito zoológico (esto es poco conocido) en forma de fragmentos óseos y dentarios, lamentablemente sin saberse exactamente su situación y con un gran desorden en su recolección, lo que ha privado a los investigadores de precisar datos estratigráficos de interés esencial en estos estudios; en Prehistoria y en Arqueología tiene una gran importancia la situación, la profundidad, la disposición, etc... de los vestigios, sobre todo en lugares (como las cuevas) donde frecuentemente se han sucedido distintas culturas a lo largo del tiempo.
Estos restos se pueden dividir en dos grandes grupos: restos fósiles de mamíferos, muy antiguos y aprisionados por durísima argamasa calcárea y correspondientes a animales extinguidos en España o en Extremadura; animales que comenzaron a retirarse de estas latitudes en época Cuaternaria coincidiendo seguramente con la última glaciación, cuyo final coincide a su vez con el período Paleolítico. Y otros restos sin fosilizar pertenecientes a roedores o pequeñas alimañas actuales.
En cuanto a material cerámico (nos estamos refiriendo todavía a los hallazgos de 1.951) fueron numerosos aunque muy fragmentados. No obstante se pudo reconstruir el diseño de cinco vasos, en los que se advierten varios estilos, desde el más tosco de principios del Neolítico hasta otros de decoración incisa más evolucionados pertenecientes tal vez a la Edad del Calcolítico. Esto corrobora una vez más el uso de la Caverna como vivienda o refugio durante un dilatadísimo espacio de tiempo.
Finalmente se recogieron utensilios en escaso número como hachas de mano, puntas de flecha, colgantes de piedra pizarrosa, etc...
Las pinturas
Vamos a pasar a hablar sobre las pinturas rupestres, representaciones que han dado a Maltravieso renombre mundial. Como hemos dicho anteriormente, una vez catalogados mínimamente los restos humanos, fósiles y útiles de época neolítica, botín escasamente importante y semejante en todo caso a otros yacimientos neolíticos (es decir de unos 5000 o 3000 años antes de Cristo) Maltravieso cayó paulatinamente en el olvido, al mismo tiempo que avanzaba de nuevo la explotación de la cantera. Los restos encontrados eran similares a los aparecidos en otros muchos puntos de la zona centro y de la propia Extremadura, que dan fe del poblamiento de nuestra región en esta evolucionada época prehistórica. Pasaron esos cinco años hasta el otoño de 1.956. Recordemos nuevamente unas líneas, no exentas de contenido poético, del emblemático artículo de 1.957 titulado "El nuevo mensaje de Maltravieso":
"... se fueron aquietando las curiosidades de la gente y el descubrimiento de la cueva y su existencia misma cayeron en el olvido. Nosotros sin embargo, no participamos de este enfriamiento de entusiasmos. Han sido muchas las veces que al pasar por aquel lugar hemos fijado la vista en aquellas masas geológicas y en la cada vez más engrandecida boca de la caverna, preguntándonos qué clase de secretos podría encerrar aún aquella primitiva habitación humana, aquel auténtico Cáceres el Viejo cuyos primeros moradores, después de dormir larguísimos siglos en sus lóbregas anfractuosidades, contemplaban ahora con la disciplente mirada de sus cuencas vacías a los cacereños de hoy desde las vitrinas de nuestro Museo."
La verdadera razón de Carlos Callejo para penetrar en esta ocasión en la Cueva no fue otra que la de levantar un plano detallado de la misma para que quedara constancia de su configuración una vez desaparecida irremediablemente por los ya repetidos trabajos de extracción de cal. Fue entonces cuando casualmente aparecieron a su vista extrañas huellas de manos en distintas salas de la gruta, así como series puntiformes y otras representaciones más dudosas trianguliformes y hasta la leve silueta de un animal, al parecer un cérvido.
Como es sabido, por ser el tema más tratado y difundido de Maltravieso, las pinturas representan huellas de manos en negativo por el procedimiento de colocar la mano en la pared y salpicar pintura alrededor, de forma que quede la silueta al retirarla (parece ser que el procedimiento de rociar la pintura era con la boca bien directamente o bien soplando a través de una caña delgada). Las zonas de pinturas o plafones se sitúan en las escasas paredes de la caverna aptas para este fin, aquellas que presentan una superficie aceptablemente plana. La sustancia colorante es una especie de tierra rojiza oscura tal vez mezclada con algún jugo natural. Desde un principio no hubo ninguna duda de su autenticidad y gran antigüedad, pues incluso en algunas de las pinturas los regueros estalagmíticos han cubierto parcialmente la pared, de forma que puede apreciarse una película cálcica que por un lado protegen la pintura y por otro dan muestra, como digo, de una antigüedad a veces discutida.
Decir que a lo largo del tiempo se han ido descubriendo según la siguiente secuencia: De las primeras inspecciones oculares tras descubrir las representaciones en 1.956 se catalogaron nueve plafones en los que podían apreciarse unas catorce manos. Tras las posteriores visitas de entendidos como Ali Sahly, Martín Almagro y Jordá Cerdá, en 1.960 se descubrieron otros cuatro, ampliándose poco después por el propio Carlos Callejo hasta diecisiete paneles, aumentando el número de manos de catorce a treinta y una. En 1.969 el catedrático D.Eduardo Ripoll descubrió en un recóndito lugar de la Cámara Final o sala de los Murciélagos los únicos grabados que existen en la Cueva, muy deteriorados y que representan figuras de cérvidos. En épocas más recientes, producto de minuciosos exámenes de las paredes, se llegaron a catalogar hasta treinta y siete, y, como tendré ocasión de comentar al final, como consecuencia de las últimas investigaciones llevadas a cabo hace tan sólo unos meses, el número total llega actualmente hasta 64. Maltravieso ya es la segunda Cueva del mundo en número de manos representadas (después de la de Gargas, en el Alto Pirineo francés) y la primera de España, superando ampliamente a la Cueva del Castillo, en Cantabria.
Como todos sabéis, una curiosa particularidad de estas manos maltraviesenses radica en que a la totalidad les falta el dedo meñique desde el arranque. En algunas de estas manos incluso da la impresión de que el artista puso especial cuidado en que se notara claramente esta particularidad, no importando tanto la vaguedad de los otros dedos, como el pulgar (parece últimamente más dudoso que el meñique estuviera realmente cortado, como tendremos oportunidad de comentar en el coloquio). Otra misteriosa característica de algunas de estas representaciones es la inaccesibilidad y la difícil posición de algunas de estas manos (pues las hay a casi tres metros de altura y con los dedos hacia abajo). Se ha aventurado por este motivo la hipótesis de que pudiera tratarse de manos cortadas, bien a cadáveres, a enemigos o prisioneros, aunque posiblemente no lo sabremos nunca. Esta inaccesibilidad supone, de no ser cierta la hipótesis mencionada, que debieron necesariamente encaramarse en algún sitio para llevar a término estas pinturas.
Acerca de todo esto hay que decir que las manos en negativo, representaciones de indudable valor mágico, son escasas y raras en el arte cuaternario. Tan solo existen en algunas cuevas del sur de Francia, y con mutilaciones solamente en la de Gargas, ya citada. ¿Qué significan realmente estas manos impresas en los misteriosos recovecos de la caverna? Según los antropólogos, el culto misterioso a la mano se nos ofrece como una manifestación de las preocupaciones espirituales de aquellos hombres primitivos. Y en cuanto a la falta de dedos, es evidente que la tribu o clan que hizo sus actos rituales en la Cueva de Maltravieso practicó la mutilación del meñique, pero las creencias por las cuales se realizó tan cruento sacrificio no las conoceremos con certeza nunca.
En algún momento se llegó a pensar que las manos podrían corresponder a un solo individuo, que pudo tener quizá amputado el dedo meñique accidentalmente o por alguna enfermedad, en cuyo caso habría que olvidarse de los ritos mágicos. Sin embargo, y tras un detenido estudio y medición de las pinturas, se ha podido comprobar que existen varias manos de diferente tamaño (aunque no muchas, cuatro o cinco a lo sumo), algunas infantiles e incluso femeninas.
En la actualidad se cortan el dedo ciertas gentes de las Islas Fidji, en la tribu de los hotentotes de Africa, en ciertos ritos tradicionales en el Japón, etc. Para los antropólogos muchas veces es de utilidad recurrir a tribus actuales de vida primitiva para explicar parecidos ritos prehistóricos. Caería fuera del propósito de esta breve charla referirnos ampliamente a rituales que pudieran tener similitud con los de nuestros remotos antepasados maltraviesenses. Dejemos, pues, el asunto de las manos sin meñique como uno más de los sugerentes misterios que dan nombre a este ciclo de conferencias.
Importancia de Maltravieso dentro del arte rupestre cuaternario
Por si no fueran suficientes razones las que hemos apuntado hasta el momento, que hacen de Maltravieso un yacimiento único, analicemos brevemente su importancia en relación con otros vestigios de ésta remota época: Antes de su descubrimiento era claro que, a la vista de la situación de las cuevas paleolíticas que existían, hubo en estas épocas un poblamiento en la zona cantábrica (y sur de Francia), así como en la parte mediterránea (Cádiz y Málaga) muy bien definidos, posiblemente aprovechando la mayor benignidad del clima costero, menos extremado que en el interior de la Península, cuya acusada continentalidad en un tiempo todavía muy frío (pues estaba en su fase final la retirada de la glaciación de Wurm) hacían a buen seguro inhóspitas estas comarcas. La falta total de yacimientos o restos de asentamientos paleolíticos en el interior de la península habían hecho pensar en el casi absoluto despoblamiento de ambas mesetas en época cuaternaria. En este contexto aparece Maltravieso, dando indudable testimonio de que sí que existió alguna corriente migratoria entre los asentamientos del norte y sur de la Península. Desde este momento dejó de tener vigencia el término franco-cantábrico para citar al arte hispano-francés referido al paleolítico.
Dejando a un lado el resto de sorpresas que Maltravieso deparó a los científicos y que ya hemos comentado, la misma situación del yacimiento fue uno de los aspectos definitivos para que Maltravieso y Cáceres figuren actualmente en todos los tratados de Prehistoria a nivel mundial.
En Prehistoria, al no haber otras fuentes de información que los propios vestigios, adquiere una importancia capital la referencia, la comparación de unos hallazgos con otros en distintos yacimientos. El concepto de tipo (ya sea utensilio, cerámica, arma, pintura, enterramiento, etc) repetido en un determinado territorio nos da idea de la existencia de una cultura, al repetirse los hallazgos con cierta profusión a lo largo de una determinada zona geográfica. Así, podemos hablar de la cultura megalítica, de la cultura del vaso campaniforme, de la cultura almeriense o de la cultura de los campos de urnas.
Según esto, Maltravieso no puede emparejarse con la cultura de las cuevas cantábricas por su lejanía, por los diferentes motivos pictóricos (esos tipos que hemos citado), ni siquiera por su cronología. Por idénticos motivos, tampoco puede emparejarse con los yacimientos mediterráneos del sur de España.
Podemos aventurar que Maltravieso genera una subcultura específica. ¿Es esto posible en un solo yacimiento aislado? Los referentes próximos para contrastar estos hallazgos y perfilar la tipología de esta estación paleolítica faltan por completo. En mi opinión estos referentes habría que buscarlos en el propio Calerizo. Es impensable que un grupo humano -poco numeroso- de hombres del paleolítico se desplazara sin razón que lo justifique desde asentamientos costeros, de clima más suave, a buscar refugio en el interior de la Península, en una zona inhóspita y fría, en un período todavía semiglacial. Estoy convencido de que el Calerizo no solo albergó al clan de Maltravieso. Me inclino a creer más bien que esta nava cacereña fue un conjunto de cuevas, tal vez numerosas, una verdadera ciudad subterránea. Este valle por tanto sería albergue de gentes rudas, que por motivos que no sabremos nunca, habitaban ya aquí, donde ahora vivimos nosotros tal vez desde las negruras del paleolítico inferior.
Prueba de ello son los frecuentes hallazgos de hachas de mano y bifaces paleolíticas que han aparecido a pocos kilómetros de Maltravieso en los yacimientos líticos de El Millar (Cáceres) y Los Arendes de Malpartida, de los que nos ha dado cuenta nuestro buen amigo Juan Gil Montes. Estaríamos, pues, en presencia de un auténtico "Homo sapiens Maltraviesensis", 50.000 años antes de nuestra Era.
Recapitulando -y termino ya- Maltravieso es efectivamente un monumento único por la rareza y misterio de sus representaciones pictóricas, por el aislamiento y lejanía respecto de otros enclaves paleolíticos que hacen que pueda hablarse con toda propiedad de una cultura maltraviesense. Los abrigos de Solutré, Aurignac, La Madeleine, o la Gravette dan nombre respectivamente a la cultura solutrense, auriñaciense, magdaleniense o gravetiense. ¿Por qué no reivindicar el término maltraviesense?
Y finalmente, Maltravieso es original también por la circunstancia de enclavarse en el casco urbano de una ciudad moderna, dándose la feliz coincidencia además de albergar un conjunto histórico patrimonio de la Humanidad, una Humanidad cuyo origen remoto acabamos de poner de manifiesto. Con todo ello, la historia de Cáceres como asentamiento habitado por el hombre no hay que comenzarla por Castra Cecilia y Norba Caesarina. La verdadera dimensión de Cáceres en el tiempo antiguo sigue una línea que es prehistórica, romana, musulmana y medieval.

Por: Alfonso Callejo
Vía: http://www.camaracaceres.es/ / http://www.historiayarqueologia.com/

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Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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