El primer tsunami datado entre 218 y 210 antes de Cristo
Andrés Marín Cejudo | Huelva
Los sedimentos del parque de Doñana han servido de evidencia para que investigadores de la Universidad de Huelva hayan conseguido datar el primer tsunami que golpeó la costa atlántica andaluza, ocurrido entre los años 218 y 210 antes de Cristo, un hallazgo que permitirá conocer mejor estos desastres naturales.
También será posible comprender la historia de las civilizaciones, ya que se podrá descifrar si, por ejemplo, los romanos ocuparon la zona después de que la abandonaran otros pueblos a causa de estas catástrofes.
"Ahora podemos tratar de descifrar si los romanos ocuparon el suroeste peninsular a partir de su triunfo exclusivo en las guerras púnicas o por el debilitamiento de la civilización asentada y desaparecida a causa de fenómenos catastróficos como el de este tsunami", aventura el investigador principal del proyecto, Joaquín Rodríguez Vidal.
Doñana es uno de los lugares donde se observaron evidencias morfológicas y sedimentarias no acordes con la evolución normal de una costa y que ha sido objeto de la investigación de tres tesis doctorales.
El método de trabajo se ha centrado primero en la reconstrucción del paisaje costero onubense a partir de fotografías aéreas suministradas por el Instituto Andaluz de Cartografía y otras fotografías realizadas por los satélites de observación de la tierra Landsat y Spot. Con estos datos "vimos cómo se posicionan las barreras de la costa, sus avances y retrocesos", explica el investigador.
El siguiente paso fue contrastar los datos obtenidos a pie de campo. Para ello, los científicos extrajeron sedimentos (arenas y conchas, principalmente) de las diferentes barreras litorales de Doñana (marismas y lagunas) y estudiaron la composición de las arenas, las turbas (restos de vegetación rica en carbono) y las conchas, todos ellos residuos llegados a la costa onubense a raíz del tsunami provocado por el terremoto de Lisboa de 1755.
Con toda esta información los científicos advirtieron en los sedimentos onubenses "características similares a las de los tsunamis", aclara Joaquín Rodríguez, tras su comparación con los sedimentos estudiados hoy a raíz de otros tsunamis como el de Indonesia en 2004.
Estos geólogos se han apoyado también en los estudios realizados en torno al terremoto de Lisboa el 1 de noviembre de 1755, un desastre que señaló el nacimiento de la sismología moderna por ser uno de los primeros en estudiarse y que provocó más de mil muertos solo en algunos pueblos de la provincia de Huelva como Ayamonte, cambiando para siempre el contorno costero.
Por ello, una de las líneas de trabajo principal del equipo de expertos es averiguar nuevos datos acerca de estos desastres naturales a partir del análisis de la recurrencia pasada, "con la dificultad de que hasta ahora sólo teníamos la evidencia histórica del tsunami de Portugal de 1755", añade Rodríguez Vidal.
Este grupo de investigación está centrado en estudiar procesos de dinámica externa de la Tierra en conflicto con el ser humano desde la perspectiva reciente y su relación con la ocupación humana del territorio, es decir, la acción de tormentas, tsunamis y cualquier otro tipo de desastre natural.
Vía: http://www.elmundo.es/
También será posible comprender la historia de las civilizaciones, ya que se podrá descifrar si, por ejemplo, los romanos ocuparon la zona después de que la abandonaran otros pueblos a causa de estas catástrofes.
"Ahora podemos tratar de descifrar si los romanos ocuparon el suroeste peninsular a partir de su triunfo exclusivo en las guerras púnicas o por el debilitamiento de la civilización asentada y desaparecida a causa de fenómenos catastróficos como el de este tsunami", aventura el investigador principal del proyecto, Joaquín Rodríguez Vidal.
Doñana es uno de los lugares donde se observaron evidencias morfológicas y sedimentarias no acordes con la evolución normal de una costa y que ha sido objeto de la investigación de tres tesis doctorales.
El método de trabajo se ha centrado primero en la reconstrucción del paisaje costero onubense a partir de fotografías aéreas suministradas por el Instituto Andaluz de Cartografía y otras fotografías realizadas por los satélites de observación de la tierra Landsat y Spot. Con estos datos "vimos cómo se posicionan las barreras de la costa, sus avances y retrocesos", explica el investigador.
El siguiente paso fue contrastar los datos obtenidos a pie de campo. Para ello, los científicos extrajeron sedimentos (arenas y conchas, principalmente) de las diferentes barreras litorales de Doñana (marismas y lagunas) y estudiaron la composición de las arenas, las turbas (restos de vegetación rica en carbono) y las conchas, todos ellos residuos llegados a la costa onubense a raíz del tsunami provocado por el terremoto de Lisboa de 1755.
Con toda esta información los científicos advirtieron en los sedimentos onubenses "características similares a las de los tsunamis", aclara Joaquín Rodríguez, tras su comparación con los sedimentos estudiados hoy a raíz de otros tsunamis como el de Indonesia en 2004.
Estos geólogos se han apoyado también en los estudios realizados en torno al terremoto de Lisboa el 1 de noviembre de 1755, un desastre que señaló el nacimiento de la sismología moderna por ser uno de los primeros en estudiarse y que provocó más de mil muertos solo en algunos pueblos de la provincia de Huelva como Ayamonte, cambiando para siempre el contorno costero.
Repetición en el futuro
El investigador explica que el proyecto continuará estudiando el fenómeno para tratar de determinar la capacidad de repetición futura de los tsunamis en la costa Atlántica del Golfo de Cádiz, "pues esta es una de las zonas más propicias a sufrir terremotos submarinos y que podría tener efectos en la costa onubense, portuguesa y marroquí".Por ello, una de las líneas de trabajo principal del equipo de expertos es averiguar nuevos datos acerca de estos desastres naturales a partir del análisis de la recurrencia pasada, "con la dificultad de que hasta ahora sólo teníamos la evidencia histórica del tsunami de Portugal de 1755", añade Rodríguez Vidal.
Este grupo de investigación está centrado en estudiar procesos de dinámica externa de la Tierra en conflicto con el ser humano desde la perspectiva reciente y su relación con la ocupación humana del territorio, es decir, la acción de tormentas, tsunamis y cualquier otro tipo de desastre natural.
Vía: http://www.elmundo.es/
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