«Querido niño, si quieres salir de aquí tienes que
pisar ese Cristo»
Dominguito fue víctima del odio de los judíos, que en aquella
época eran muchos y muy poderosos en la capital aragonesa y tenían, según
escribía Alfonso X el Sabio, la tradición de crucificar a niños durante el
Viernes Santo para recoger su sangre. Han pasado a la historia los nombres de
algunas de estas supuestas víctimas precoces, como Simón de Livolés, el Niño de
la Guardia o Ricardo de Norwick.
El miércoles 31 de agosto de 1250, pasaba
Dominguito del Val por las estrechas calles del barrio judío de Zaragoza,
cuando, de repente, Mosé Albayucet, un usurero judío según cuentan las antiguas
versiones, se abalanzó sobre él y le raptó para llevarle a casa de uno de los
rabinos principales de la ciudad. Allí le dijeron: «Querido niño, no queremos
hacerte mal ningún, pero si quieres salir de aquí tienes que pisar ese Cristo».
«Eso nunca. Es mi Dios. No, no y mil veces no», respondió con firmeza
Dominguito.
«Acabemos pronto», apremiaron los judíos
mientras acercaban una escalera, un martillo y unos clavos para crucificar al
niño, además de colocarle una corona de zarzas sobre su rubia cabellera, para
que el parecido con Jesús fuera mayor. Una vez muerto, le cortaron las venas
para recoger su sangre, y cortaron sus manos y su cabeza, que fueron arrojadas
al río Ebro.
http://www.abc.es/sociedad/20140418/abci-jesus-crucificados-semana-santa-201403261701_8.html
El historiador Suetonio, uno de los principales detractores del emperador Tiberio (gobernó del 14 al 37 d.C.), desmenuza en su Historia y vida de los Césares la barbarie del dueño de Roma, según su versión: “Puesto que una costumbre antigua prohibía estrangular a las vírgenes, ordenaba al verdugo que las violara primero y luego las ahorcara”.
Para asegurarse el poder del imperio, Tiberio no dio a conocer la muerte de su predecesor, Augusto, hasta después de haberse asegurado de la del jovenAgripa, que era el hijo adoptivo de Augusto y su probable sucesor en el trono. Respecto a su físico, Suetonio relata que el emperador “tenía la mano izquierda más robusta y ágil que la otra, y tan fuertes las articulaciones, que traspasaba con el dedo una manzana, y de un capirote hería la cabeza de un niño y hasta la de un joven”.
Entre otras invenciones atroces, siempre según Suetonio, durante las cenas Tiberio había imaginado hacer beber a algunos convidados, a fuerza de pérfidas instancias, gran cantidad de vino y en seguida les hacía ligar el miembro viril para que sufriesen a la vez el dolor de la ligadura y la ardiente necesidad de orinar.
Tácito, otro historiador nada halagador sobre la figura del emperador Tiberio, dice de él en sus Anales que temía extraordinariamente a los truenos y portaba sobre su cabeza una corona de laurel “porque creía que le podía abrigar de la desgracia”.
¿Aberraciones sexuales en Capri?
Pocos días después de su llegada a su retiro en Capri, un pescador se le acercó con un barbo grande tras escalar el tajo que rodeaba la isla. El emperador, asustado, le hizo frotar la cara con su pescado. En medio de aquel suplicio, el pescador se felicitó de no haberle presentado también una langosta grande que había capturado; Tiberio mandó traerla e hizo que le desgarrasen la cara con ella.
Las críticas de Suetonio se ceban con Tiberio. El historiador asegura que el sucesor de Augusto saciaba su apetito sexual con grupos elegidos de muchachas y de jóvenes disolutos que habían inventado monstruosos placeres, formando entre sí triple cadena, y entrelazados de tal manera que se prostituían en su presencia.
Busto del emperador Octavio Augusto, hallado en 1955 en Lora del Río.
- La pieza podría salir de España si la Junta y los dueños no se ponen de acuerdo sobre su valor. La obra, bien conservada y de gran valor artístico, está depositada ahora en el Museo Arqueológico de la ciudad.
La Consejería de Hacienda de la Junta de Andalucía negocia cobrarse el impuesto de sucesiones que tiene que abonar una familia sevillana con un busto romano de valor excepcional hallado en 1955 en Lora del Río y hoy en depósito en el Museo Arqueológico de Sevilla, según ha podido saber ABC. El expediente de dación en pago está abierto desde hace varios años pero ha encallado con la tasación que se hace de la pieza de arte y sobre la que no hay consenso con la familia propietaria. Fuentes consultadas por ABC señalan que si finamente la Junta de Andalucía y los dueños del busto no llegan a un acuerdo, la obra de arte podría salir de España si finalmente se vende a un museo o coleccionista extranjero.
En las negociaciones para la dación en pago del impuesto de sucesiones han participado la consejerías de Cultura y Hacienda de la Junta de Andalucía. La parte más interesada en quedarse con la pieza artística es la Consejería de Cultura, cuya titular es Rosa Aguilar, ya que supondría reforzar su colección en el Museo Arqueológico de Sevilla, que aglutina la mejor colección de escultura romana de España.
Situación delicada
La falta de acuerdo sobre la tasación de la obra de arte ha paralizado un expediente que podría estar resuelto hace años. Las cosas de palacio van despacio, pero tanto que en esta ocasión «la situación es delicada porque estamos hablando de una pieza de gran valor que podría acabar siendo vendida en el extranjero si la Junta de Andalucía no llega a un acuerdo sobre su valor», según ha podido saber ABC.
A la Consejería de Hacienda, cuya titular es María Jesús Montero, se le ha hecho llegar la importancia de que la Junta de Andalucía sea propietaria de esa pieza, «pero parece inasequible a cualquier sensibilidad patrimonial», añaden las mismas fuentes. Este medio intentó ayer sin éxito que la Consejería de Hacienda se pronunciara sobre las negociaciones para quedarse con el busto romano, pero la contestación oficial ha sido que «no hay información».
Al tratarse de un Bien de Interés Cultural, la Ley de Patrimonio de Andalucía concede al Gobierno autonómico los derechos de tanteo y retracto en caso de que exista otro posible comprador. Por tanto, la Junta tiene la última palabra.
En 2011, el Consejo de Gobierno de la Junta acordó inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural (BIC), el busto del emperador Augusto localizado en el Cortijo Ossorio, en Lora del Río. La obra es una pieza excepcional en España tanto por su calidad artística como por tratarse del único retrato del emperador datado en la antigua Hispania durante su mandato (27 a.C.-14 d.C.).
El busto fue descubierto en 1955 cuando se desarrollaban labores agrícolas en una zona muy rica en restos arqueológicos donde, según las fuentes documentales, se asentó la población romana de Flauium de Axati. La escultura es de mármol blanco «de grano fino y cristalino, de 27 centímetros de altura y 25,2 de anchura, carece de policromías y su tamaño supera ligeramente a la escala natural. La base del cuello indica que formó parte de una estatua de cuerpo entero en la que el emperador podría manifestarse como máxima autoridad militar o magistrado».
El retrato destaca por la fuerte expresión del rostro y la mirada profunda, que transmiten las cualidades de dignidad, majestuosidad, firmeza, solemnidad y clemencia, inherentes al título de augusto. El esculpido del pelo es realista y laborioso, aunque la parte trasera de la cabeza está simplemente esbozada, debido a la probable colocación de la escultura dentro de una hornacina.
Especial significación
El busto de Lora del Río, que ha sido comparado con el de los Museos Capitolinos de Roma, presenta una especial significación vinculada a los inicios del proceso de difusión del poder imperial. Es uno de los tres descubiertos hasta la fecha en la Bética romana. Los más cercanos al de Lora del Río proceden del yacimiento sevillano de Itálica, aunque se adscriben a momentos posteriores (uno de época de Tiberio y otro de Tiberio-Claudio).
Una escultura de «valor excepcional»
El valor del busto de Octavio Augusto hallado en 1955 en el cortijo Ossorio de Lora del Río (Sevilla) y declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por la Junta de Andalucía es «excepcional» en cuanto a su calidad artística y conservación, a decir de los expertos consultados por ABC. Estamos hablando de una pieza única en el mundo, hecha durante el mandato del emperador romano Octavio Augusto (27 a.C.-14-d. C.) con «mármol lunense», un tipo de mármol extraído de las canteras de Carrara (Italia). La obra es propiedad de los herederos del dueño de la finca donde fue hallada. Este busto es uno de los tres hallados en la Bética romana y de los cinco de la antigua Hispania (los otros dos se localizan en Mérida y Zaragoza).
Fuente: M. J. PEREIRA | ABC de Sevilla, 25 de octubre de 2016